miércoles, 3 de febrero de 2016

Me doy por vencida.

Me rindo. Renuncio a vivir así. A los engaños y las mentiras, a la desesperación y la fatiga, dimito de esta sensación de agotamiento, del mal estar del no saber, de la incertidumbre y el temor.
Me despido con quince días de antelación, como marca la ley, me marcho del pueblo de las intrigas, los rumores y los favoritismos. Ha ganado el desadosiego, ha podido con todo lo positivo. Dejo de una vez por todas este no saber esta agonía, este asquerosa desesperación.
Me doy por vencida, el resto del mundo gana, ya no me esforzaré por tener o por hacer porque ¿Para qué? Al final los esfuerzos se los lleva el aire y el único que consigue lo que no se merece es el que no lo pidio.
Pues esto es todo mundo, ya no pienso jugar a tu juego, ahora voy con mis propias reglas. Has vencido y lo único que me queda es aceptar que eres cruel con la gente buena y esperar que en el futuro tengas tu merecido y si eso pasa. Espero estar ahí para verlo y poder por fin sentirme bien.
Me doy por vencida esta vez. Pero esperaré, esperare mi turno y cuando me llegue... Cuando llegue preparate.

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